A finales de los 90, nueve músicos enmascarados saltaron a la palestra para dar un golpe de autoridad en la escena del metal. No eran los primeros que ocultaban sus rostros tras máscaras, pero han sido los que más ruido han hecho.
Ataviados con monos de garage numerados del 1 al 9, han pasado por encima de las típicas formaciones del rock, que habitualmente han ido desde el trío básico de batería, bajo y guitarra (Nirvana), hasta el quinteto, o sexteto en el mejor de los casos (batería, 2 guitarras, bajo, voz y teclados). Se ve que a los muchachos de Iowa les parecía poco, y decidieron que podían codearse con los Nazgul, al menos en cuanto a su número.
De este modo, tenemos batería, 2 guitarras, bajo, voz, 2 percusionistas, sintetizador, y DJ.
Corey Taylor consigue con su voz pasar del tono más suave a la guturalidad sin paliativos, destrozando tímpanos a su paso. Hace tiempo que pudimos ver su rostro, especialmente desde que volvimos a verle con su viejo grupo Stone Sour.
Han llegado donde Sepultura sólo pudo soñar, y han dejado a los actuales Metallica a la altura de unos niños de guardería.
Slipknot, brutalidad musical.
Coco.