20 abril 2011

El Señor de Sevilla

Escribo este post sobre la Semana Santa de Sevilla vista a través de mis ojos. La primera Virgen que vi en Sevilla fue la Esperanza Macarena, y quedé impresionada por el espíritu cofrade que se respiraba en su templo. Estar rodeada de tantas personas cuyos sentimientos afloraban a la superficie te hace partícipe de algo dificil de describir con palabras, y dudo mucho que incluso la persona más atea pueda negar que existe algo especial en el aire cuando la primavera se posa sobre esta tierra.
El olor a incienso te invade, mezclándose con el del azahar. Ves a los niños con su canastilla llena de caramelos, acompañados por sus madres que les recogen el antifaz del capirote para que vean por dónde caminan. Los turistas venidos de todo el mundo se olvidan de hacer fotografías cuando el paso marcha hacia  el Calvario; los nazarenos salen de sus casas camino de su hermandad en silencio, sabedores de la estación de penitencia que les aguarda, y los costaleros ansiosos por cargar un peso que no pesa.



El Gran Poder. Nunca un nombre pudo transmitir de mejor modo lo que una imagen representa. El Señor de Sevilla le llaman, y doy fe.

"Parroquia de San Lorenzo,
orgullo debes tener
de encerrar en tu capilla
al Señor del Gran Poder
que es lo mejor de Sevilla".

Si hay una celebración por la que Sevilla se deja la vida, es la Semana Santa. Es su semana grande.
Las mujeres de mantilla, el respeto, el señorío... estar en una calle repleta de gente el jueves de madrugada sin que se oiga más que el andar de los costaleros es algo irreproducible: hay que vivirlo.
¿Veremos alguna vez sacar a la calle en procesión los cuadros del Museo del Prado? Sin embargo, en Semana Santa, las calles de Sevilla se pueblan de arte que en muchos lugares guardarían tras rejas y cristales blindados.
Forma parte de la cultura de un pueblo, y representa un patrimonio de valor incalculable.

Lamentablemente, este año nos hemos visto sorprendidos por una borrasca que nos está impidiendo disfrutar de las procesiones. Lo siento mucho por aquellas personas que viven esta semana de un modo especial, y que aguardan todo un año para poder salir con su cofradía a la calle.
Como las penas con pan son menos, voy a finalizar este post comiéndome una torrija a vuestra salud, y paso a preparar la maleta para irme mañana de vacaciones.

Espero que disfrutéis (pese al mal tiempo). Sed buenos.

Coco.
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