29 enero 2011

Llegan los primeros microcuentos.

Tras la grata experiencia que ha supuesto el tercer concurso de videoclips del Blog Cocoroko Rock, nos sumergimos en la nueva aventura que supone dar cabida a las letras en este espacio, dirigido a dar a conocer las propuestas de aquellos autores que nos confían sus obras.

Ya empiezan a llegar los primeros microcuentos:

MILA PULIDO (CÁDIZ)
Al principio eran miradas furtivas, luego, descarada admiración. Lo atraparon su belleza y sus curvas perfectas. Aunque él era tan joven, tan mediocre, que pensó que nunca sería suya. Pero el próximo traslado del negocio le azuzó el valor para entrar: “La guitarra del escaparate ¿qué precio tiene?”

ISABEL ALI (ARGENTINA)
HUIDA DEL PURGATORIO
Cavó, buscando evadir su condena, durante tanto tiempo que perdió la noción de los días y las noches. El cálculo hipotético de los metros que le faltaban para alcanzar el otro lado del muro se le diluyó. Cuando asomó la cabeza a la superficie, una lengua de fuego le calcinó las pestañas y lo encegueció un instante augurando lo que le esperaba en el Infierno.


LEONEL GIACOMETTO (ROSARIO, ARGENTINA)
Clareará cuando a mordidas groseras se coma el hongo granate que la que hoy es ausencia le dejó como única reserva material de lo que hubo entre ellos, y ya no. Una epifanía será, un decir cuestionable, teatral como la ausencia, como las teorías sobre la infancia, como la nitidez del presente puro, sin palabras ni acostumbramiento. Dormirá luego. Será otro.

FRANCISCO PEREZ (CADIZ)
La mañana no había comenzado bien: el casco seguía rozándome, y tenía el cuello en carne viva. ¿Quién dijo que el negro pega con todo? Para colmo, este traje nunca ha conseguido hacerme una buena figura. Por suerte, el programa del día incluye una rápida visita a Alderaan. No puedo esperar a ver la cara que pone ella.

MARTA VERGARA (BUENOS AIRES, ARGENTINA)
La desesperación, la ira y la pérdida cayeron sobre mí igual que el peso de la ley ante un condenado a muerte. Entonces pude comprender lo que significa la palabra libertad. Cuando un hogar es la prisión, y el amor el carcelero, sólo cabe escapar. La dignidad sobrevive a los golpes.

Espero que los creadores literarios se animen a participar en este certamen que ahora comienza. Muchas gracias a todos por uniros a mi sueño.

Coco.
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