08 julio 2010

El Capitán Crunch y la Caja Azul.



John T. Draper, conocido como Captain Crunch, aparece siempre en los cinco primeros puestos de las listas de mejores hackers de la historia. Pero, a sus 63 años, vive en un autobús destartalado bajo una autopista de California, según The Wall Street Journal. No es el único genio informático que no ha sabido nadar entre los tiburones de Silicon Valley.

Captain Crunch debe su apodo a una marca de cereales de los años setenta. Entonces, no existían los hackers, sino los phreakers, que se divertían investigando el sistema telefónico para hacer llamadas gratuitas y saltar de centralita en centralita.

Un amigo contó a Draper el secreto del silbato que regalaban las cajas de cereales: sonaba con un tono idéntico al que indicaba al sistema telefónico que no debía cobrar la llamada. Draper inventó un aparato, llamado blue box, que imitaba ese tono. Fue el inicio de una fiebre en el mundo por tener una blue box. Y de las acciones legendarias de Draper, como dar la vuelta al mundo saltando de una centralita a otra, para acabar llamando al teléfono que tenía al lado y responderse a sí mismo, comprobando así cuánto tardaba su voz en circunvalar el planeta.

Sus hazañas le valieron diversas temporadas en la cárcel. Uno de sus amigos más famosos era y es Steve Wozniak, creador de los ordenadores Apple. Estaban juntos cuando Wozniak construyó su primera blue box y, para probarla, llamaron al Papa.

Hoy, según The Wall Street Journal, Draper no tiene trabajo y le quedan pocos dientes, con los que mastica "las sobras que le han regalado". Sus inventos, como el programa EasyWriter o la tecnología de las blue box, usada en los menús telefónicos activados por tonos y el correo de voz, han hecho más ricos a quienes los distribuyeron que a él. "Muchas compañías se negaban a contratar a alguien que tuviera antecedentes penales", explica el diario estadounidense.

Cuando por fin montó su empresa, "se hundió porque uno de los socios huyó con buena parte del dinero que aportaron los inversionistas".

Otros hackers comparten su situación: Dave Bengel, quien trabajó en varias empresas de Silicon Valley, vive hoy en el viejo autobús donde aloja a su amigo Draper. Steve Inness, que ayudó a desarrollar la tecnología celular de las pantallas táctiles, "en los últimos años ha vivido en los pisos y sofás de sus empleadores y la última vez que fue visto hacía autoestop en el desierto".

Fuente: http://www.elpais.com/

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