07 febrero 2011

La literatura que no cesa

MARCOS ZOCARO (BUENOS AIRES, ARGENTINA)
PRESERVACION
Luego de debatir sobre la conveniencia de hacer contacto con la civilización descubierta recientemente en el sistema planetario vecino, sopesando los pros y contras de interactuar con seres tan beligerantes, los extraterrestres decidieron no contactarnos.

MARCELO CESA (ARGENTINA)

JUNTOS PARA SIEMPRE
Cuando se despertó, no podía parar de llorar. Ella ya no estaba, se había ido, lo había abandonado cuando él más la necesitaba. No había ningún vestigio de esa mujer en la habitación. Era como si nunca hubiese existido. Hasta que al fin, se volvió a dormir. Y ahí estaba ella, esperándolo para abrazarlo. Fue en ese momento que decidió no despertar jamás. Y…”Murieron juntos para siempre”

OMAR ARÉVALO (SANTIAGO DE CHILE)

COMPARTIMIENTO
Del follaje cetrino grita Manuel, saliendo con los pantalones abajo. Sus amigos observan al adolescente que huye a prisa por el Parque Uruguay, perdiéndose.
-Quien con niños se acuesta amanece mojado -le dice Gerard con una sonrisa irónica, encendiendo un cigarrillo- ¿Viste que los niños pueden no ser inocentes?

LUIS AUGUSTO LOPEZ PLASENCIA (VENEZUELA)

EL VIEJO RELOJ
Era un reloj tan viejo, que era un viejo reloj. Sus agujas habían dado tantas vueltas que ya no podían andar. Agotadas pedían su cambio, limpieza para su cristal y los números que eran romanos, ya no se podían notar. Y de las letras de su marca sólo quedaba la “A”. Cómo se llama el reloj?, y la respuesta es TIC-TAC

ANEURIS M. QUANDT (AMSTERDAM, PAISES BAJOS)
RITUAL DE PARTIDA
El olor a rosas moribundas aterrizó en su octogenaria nariz y entonces supo que le había llegado la hora de partir. Enderezó el cuerpo en la diminuta cama militar, luego entrelazó las manos dejando espacio para el crucifijo y finalmente esbozó una sonrisa perfecta que se congeló cuando dejó de oir la manecillas del reloj.

Un saludo. Coco.
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